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Como supe que las formas y los colores estallarían en mis manos

 

 

Una noche, siendo pequeña tuve un sueño lindísimo, de esos que nunca podemos olvidar, en ese sueño veía traducidos todos los colores y las formas de mis pensamientos, colores y formas que ensamblarían los sueños y las realidades de mi vida.

 

Todo era un baile increíble de luces, sombras, brillos, opacidades, que nacían, jugaban, se fundían entre sí y se perdían a lo lejos volviendo rápidamente a formar parte de mi sueño pero convertidos en formas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al despertar supe que esos colores y esas formas algún día, no muy lejano, estallarían en mis manos. 

Era así que el azul se unía al amarillo en movimientos rítmicos que sonaban a candombe y se transformaban en verde, un verde tan vibrante que por un momento me deslumbró,  de pronto allí estaba el rojo, entró en el sueño rugiendo tan fuerte que casi no lo pude ver, se entrelazó con el azul marcando el compás de un tango, y entre tantas vueltas, cortes y quebradas de tan apretaditos que estaban se convirtieron en violeta…partieron y ya no volvieron…cuando creí que el sueño había terminado entró en escena nuevamente el rojo que buscó y buscó entre mis pensamientos hasta que encontró lo que buscaba, al amarillo, que  estaba descansando apoyado en una de mis fantasías, con una reverencia el rojo lo invitó a bailar y el que antes fuera compañero del amarillo aceptó , juntos danzaron al compás suave de un vals…yo veía como entre giro y giro iban fundiéndose hasta convertirse en un color cercano al sol…de a poco desaparecieron en un anaranjado estridente que parecía despedir calor…el sueño continuó, y entraron en el juego el blanco, el marrón, el gris, el morado y hasta el negro se animó a entrar y bailar con los demás….jugaron , corrieron, rieron , se unieron con las formas que iban llegando atraídas por el bullicio y se fueron mezclando formas y colores . 

 

 

Texto de Mora Carcacía

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