¿Cómo no sentirse fascinado por estas criaturas impresionantes que son las únicas que

contienen en si mismas los cuatro elementos de la naturaleza …el fuego, el aire, la tierra

y el agua ?

 

 

Es difícil creer que nunca hayan existido cuando están tan presentes en la fantasía y en el espíritu de muchas personas, en la historia del pasado, desde América a Asia pasando por Europa, todas las culturas, en algún momento, lo describen o representan…¿será acaso que el imaginario popular se basó en los Dinosaurios para darles vida ?  

 

Todo el mundo sabe lo que es un Dragón.. a veces una enorme y feroz criatura dotada de los poderes más increíbles,  responsable de todo tipo de peligros… cualquier fenómeno inexplicable que se viera por ahí les era atribuido…personaje fantástico que aparece en los cuentos de hadas y leyendas para probar la valentía de algún príncipe o caballero, o por el contrario para salvar a la princesa o a alguien de buen corazón de las garras de un ser malvado,….. sin embargo, el Dragón es otra cosa, es un ser admirable, inteligente, leal  y conocedor de la diferencia que hay entre el bien y el mal 

En realidad, el Dragon es un animal legendario que aparece en el  folklore de muchas culturas europeas y asiáticas, y que los describe como enormes criaturas que echan fuego por sus narices, tienen una larga cola plena de escamas, con grandes alas que le permiten volar con soltura y con la habilidad de desplazarse cómodamente, en el agua tanto como en la tierra…en el mundo de los seres fantásticos “El Dragón es único “

 

En tiempos lejanos se creía que los dragones eran criaturas tan reales como vos y como yo, y sus historias eran contadas como ciertas …..hoy parecemos estar dispuestos a olvidar a estos maravillosos personajes

Aquellos seres fantásticos hoy solo se pasean por las historias de fantasía…o por el espíritu de aquellos que tenemos la necesidad de creer que en algún lejano rincón del mundo están esperando para volver…. mientras tanto se hacen cargo de cada uno de nosotros para ser nuestro guía…o por lo menos, a mi, así me gusta creerlo.

 

Texto de Mora Carcacía